Aprovechando que este verano estaba de vacaciones por tierras asturianas me he acercado a ver La Vuelta en familia, concretamente la etapa de Viveiro a Lugo. El día amaneció malo. Las horas previas al paso de los ciclistas las pasamos debajo de unas sombrillas de playa jugando a recoger agua, tratando de atrapar algún que otro saltamontes y animando a los peregrinos de alforjas que habían preferido mojarse a perder un día guareciéndose de la lluvia en el albergue.
No descubro nada si digo que nada tiene que ver la caravana publicitaria del Tour de Francia con la de La Vuelta (la del Giro aún no tengo la fortuna de conocerla), pero a pesar de ello para los niños eso de ver pasar motos, ciclistas y coches de equipo les ilusiona casi tanto como la cabalgata de reyes. Y si además resulta que el sitio escogido se encuentra tras la zona de avituallamiento y tienes la fortuna de hacerte con alguna bolsa, bote y demás pues figúrate. Los míos al menos se lo pasaron pipa haciendo recuento del botín.
Pues bien, ya de vuelta en mi Fendt me puse a ver qué les daban a los pro en las bolsas de avituallamiento. Con suerte se me podía pegar algo de su clase. A los habituales geles de asimilación rápida y a las barritas energéticas se le sumaban otras variantes más extrañas basadas por ejemplo en jalea real. Pero lo que realmente me gustó fue encontrar unos preparados caseros, unos paquetitos de arroz hervido con tropezones que me hicieron recordar los tiempos en los que me solía preparar galletas con membrillo o algún bollo con mermelada.
En estas fotos os muestro estos paquetes por si queréis probar a prepararlos para vuestra próxima salida de fin de semana. No creo que pesaran más de 100 gramos, y además de arroz blanco hervido llevaban mermelada de arándanos, algunos frutos secos, trozos de higos y pasas.
A los aficionados más modernos que no han salido de plátanos, geles y barritas, les recomiendo que prueben también un par de galletas María con carne de membrillo en medio. Mucho mejor si las preparáis el día previo al entreno, la envolvéis en papel de aluminio y las metéis en el frigorífico. Así cuando las toméis al día siguiente las galletas se habrán reblandecido y se habrán impregnado del dulce de membrillo. Una delicatessem muy económica.
Y vosotros. ¿Tenéis alguna recomendación de avituallamiento casero con la que disfrutar el sábado que viene con la grupeta? ¿Quieres compartirla?
Por cierto. Próximamente prepararé la ruta indoor para iGrupetto de una de las escapadas que he realizado, concretamente a Taramundi. Estoy seguro que los porcentajes y las vistas de este pueblo asturiano os sorprenderán.